Es el primero de los elementos que permiten el desarrollo del fenómeno comunicativo. Es la fuente del mensaje que puede ser animado o inanimado. Aquí se abre un debate entre las personas que piensan que para existir un emisor, éste debe tener la intensión y la voluntad de transmitir la información o mensaje a alguien o a algo. Para este grupo de personas, por lo tanto, sólo puede haber comunicación entre humanos.
Por otra parte existen los que opinan que el emisor puede tener la voluntad o no de enviar un mensaje y por lo tanto lo único que lo delimita es la acción de transmitir un mensaje. En este sentido, el sol indica a las plantas que comiencen la fotosíntesis, como se había dicho en una entrada previa, no sólo de manera etérea sino que es al mismo tiempo materia para realizar dicha acción. También los animales, sin tener la voluntad de hacerlo, transmiten, guiados por el instinto, diversos mensajes visuales, de sonidos o de olor para provocar una reacción en otros, ya sea de aviso, de procreación, etcétera. Un ejemplo más se encuentra en los robots, que se guían a partir de programas diseñados con determinantes lógicos que les dejan decidir qué acción realizar.
En el caso de los seres vivientes o animados, el hecho de enviar información comienza con el hecho de conocer. El individuo estará frente a un momento de la realidad, el cuál será captado y abstraído a través de sus sentidos. El cerebro interpretará la información comparándola y categorizándola a partir de los filtros cognitivos que cada individuo posee. Gracias a esto, se generará una idea, significante o imagen acústica, que básicamente es la realidad abstraída y moldeada por el individuo. En seguida, si el individuo así lo decide, emitirá el mensaje, para lo cual, en primer lugar deberá codificarlo a partir de significados y símbolos que puedan ser decodificados por el receptor con la finalidad de que la idea central sea entendida.
En el caso de la seres inanimados, el remitente actúa más como un administrador de impulso que, dada una serie de cosas que suceden en el ambiente o en su programación, permitirá que se realice las acciones siguientes.
¿Para qué sirve?
Sin el emisor, sería imposible tener comunicación, pues es él quien comienza el fenómeno debido a una intencionalidad o a que así se lo indica su naturaleza. El emisor es quien generará el fondo o el contenido de un mensaje, hablando de una comunicación humana, pensando en el receptor para darle a ese contenido una forma o código indicado.
Fotografías
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