10/9/09

Publicidad e imágenes

Hoy hablaré de la publicidad, específicamente de las imágenes.

Imaginemos que vamos en auto por la ciudad, por grandes avenidas, cruces, semáforos, etc.

La mayor parte de la información que recibimos entra en un 70% a través del sentido de la vista, seguido del oído, el olfato, el tacto y finalmente el gusto.

Colores, semáforos, señalamientos, siga, pare, ¡precaución!, ¡compre!, ¡está de moda!, y un enorme desfile atraviesa nuestra vista en cuestión de segundos. Esto es sólo cuando transitamos por la calle.

Piense en la cantidad de anuncios que conciente o inconcientemente capta a lo largo del día, rumbo a la oficina, revistas, diarios, televisión, espectaculares, etc.

En todo este escenario, el actor más importante es la imagen que vive dentro de un espacio publicitario.

Al ver un anuncio de alimento canino, vemos (seguramente) algún tipo de raza. Casi literalmente vemos un pastor alemán, pero, lamento desilucionarlo… eso no es un perro.

Lo que en realidad apreciamos es tinta de diversos colores dispuesta de tal modo para que a la distancia el espectador lo asimile como un animal. De nuevo, no es un perro.

En el cerebro sucede que las imágenes, nos remiten a una realidad. Lo que entra por la vista tiene la capacidad de “activar” algo en nuestra mente, algo que urga en nuestros archivos hasta dar con esa cosa que existe en la vida cotidiana.

Éste es el poder que tienen las imágenes. La publicidad apela a ello.


Los productos y marcas, dependiendo del “target” que están atacando y a un previo análisis del mismo buscan crear conexiones entre lo que venden y el comprador potencial. Esto mediante la imagen que sea más adecuada para generar dicho vínculo.

Pongamos un ejemplo:

Un varón adulto de unos 45 años de edad maneja su automóvil por una conocida calle de la ciudad de México. Es poco probable que voltee a ver el anuncio de un celular que está dirigido a chicas adolescentes de 16 años. A menos de que la andropausia genere un desequilibrio hormonal en su cuerpo, la imagen del anuncio junto con sus colores, diseño, etcétera, le será del todo indiferente pues su psique no está “receptiva” para ese mensaje.

Por el contrario, si fuese un espectacular de la revista “Maxim” ¡de hecho que voltea (¿y quién no?)! La imagen en su conjunto actúa como un verdadero imán para su vista. Además de que el contenido es exclusivo para el público masculino, tiene temas de su interés y, sobre todo, la publicidad apuntó directo a él… y acertó.

La publicidad impresa, en cualquiera que sea su lienzo, busca hacer “clicks” con su público meta, esto se logra, con base en los intereses y necesidades propios de cada segmento de mercado. De cada persona.

Para ser satisfechos por el producto que capta nuestra atención.

Así que, la próxima ves que sea sorprendido por su señora, viendo un anuncio de “Victoria Secret’s” , no debe preocuparse, lo más seguro, es que haya volteado por su natural atracción por el sexo opuesto, y no porque esté en busca de lencería fina.

Fotografías:

Pedigree Strong

Motorola China